Cuantos paraísos. Cuantas cosas. No da tiempo a estar en todo. Ni a elegir paraíso. ¿Quien le sigue la pista a tanto paraíso? Y el que no está en un paraíso, aparte de que será porque no quiera, estará en un camping (hasta los refugiados por el terremoto de L’Aquila, dice Berlusconi). Últimamente todo está en cuestión menos los paraísos: los paraísos fiscales, Guantánamo y Obama, Obama y el G-20, el condón del Papa (si lo usa o no) el lince del Obispo y los lacitos de las cofradías, el trabajo privado de los parlamentarios, y encima, la crisis de gobierno de Zapatero.
En Guantánamo le han dado permiso al National Geografic para que ruede un documental antes del cierre. Pueden filmar en todos lados menos en el campo nº7 donde están los presos peligrosos (un Guantanamito dentro de Guantánamo) ni pueden mostrar las caras de los reos. Habrá que escucharlos. Van a darle un lavaíto a aquello, parece. Terminará siendo un paraíso, seguro.
De los otros paraísos, de los fiscales, esos con los que iba a acabar el G-20 con ayuda de Sarkozy y Zapatero, dicen que parece que va a estar por lo menos en las agendas para próximas cumbres. Mónaco dará más fiestas para financiar los gastos reales. Suiza, fabricará más relojes a buen precio. Ni los chinos quieren tocar el tema. Se ha puesto la primera piedra, dice el Presidente nuestro.
Los ministros salientes de nuestro último gobierno se encontraran un paraíso fuera. Además de sus pensiones vitalicias. Los ministros entrantes, lo pasaran mal, tal como está la cosa. Pero pronto llegaran al paraíso. Y eso, es un consuelo.
Y del paraíso que vende el Papa, qué? Sin condones. A pelo, como antiguamente.....¿qué? ¿quién no se apunta ahora a eso, eh?
Al Papa, en fin, sólo habría que darle un poquito más lata con el tema de los dificultosos trámites para apostatar, y que vaya trabajando en eso. Lo del condón ya lo trabaja él sólo. Y la evidencia del sida.
Y de verdad, después de sacar el lince falso del Obispo con lacito a la vida de las cofradias, la Iglesia estaría necesitada de un meneíto pero.. ¡nos han salido los niños tan capillitas! No obstante, con suerte y, necesitados como estamos de dinero, dentro de poco conseguimos que se vayan poniendo de moda otra vez el tema de las finanzas vaticanas, el de la financiación con el IRPF de nuestra apostólica y romana Iglesia y el de las hermandades...¡que hay que ver como ejercen la práctica de la caridad! ...que se está perdiendo.
Y del paraíso en el que viven los parlamentarios, que les permite ganar dinerito fuera, sin problemas de incompatibilidades, ni de horario ni ná. ¿Qué?
Hasta a la vanguardia universitaria de hoy, la Bolonia que más les gusta, es la Bolonia que me gusta a mí. Otro paraíso.
En realidad, yo no. Quiero decir que yo no tengo tiempo de dedicarle más tiempo a estos temas ni a sus paraísos. A mi me llegan estas vacaciones de Semana Fanta y como privilegiado que soy, me voy a un pueblecito marinero, y allí, desde que llego, en la medida que puedo, claro, me estoy vengando. Yo me he buscado mi paraíso, señoras y señores.
Descanso de los horrores de Guantánamo y de Abu Graib, del peligro nuclear iraní y de las burbujas financieras, de las inversiones chinas y del desatino general ante tanta osadía como tienen quienes nos gobiernan. Y hasta del Papa.
Me junto con africanos puros del pueblo (flamenquitos), con activistas antiglobalización (siempre cae un pitillo), voy a fiestecitas anti-crisis con costillitas de cerdo y morcillas gracias a que no soy muy musulmán, me visitan amigos peleones y amigas
machacadas, resistentes, con ganas de vivir. Y alguna copa me sorprende finalmente empapado de luna llena.
Ya no rompo cristales que no sean de un vaso de bifiter. Sí. Pero por eso me vengo. Me vengo y me vengo. Como puedo y cuando puedo.
Y sigo conspirando con mis amigos, entre cervecita y cervecita, entre barbacoa y barbacoa... como driblar las facturas abusivas, como aprovechar los recursos libres en la red o fuera de ella, a compartirlos y a compartirnos... y si se puede, un poquito de buen sexo, que no todo va a ser follar...y además es gratis.
En fin, ya lo digo, tengo mucha suerte con mis amigos. Gracias a eso no me sorprende la crisis.
La gente no tiene amigos. Y confían en los gobiernos porque ellos sí confían en sus amigos. Critica más a sus amigos que a los tunantes de todos los días. Y así les va.
Y de crisis económica, ni hablar. Del capitalismo, de su inevitable bondad, ni hablar. Ya está bien. Al que le toca, le toca. Pero que refunden ellos. Yo no me pongo ahora a refundar nada. Ni siquiera el glorioso PTE ni la Joven Guardia Roja que en el paraíso estén. Ni hablar
